En la actualidad, aproximadamente un 70% de la población española mantiene algún tipo de relación de pareja (Estudio 3325, CIS, 2021). ¿Te has preguntado alguna vez, cómo lo hacen las parejas que siguen juntas y felices a pesar de los años? Partimos de la base de que cada relación es única y depende de las personas involucradas, no existe fórmula infalible para tener una relación perfecta. Sin embargo, existen algunos principios que pueden ayudarnos a construir y mantener relaciones sanas y duraderas. Indiscutiblemente, una relación requiere de trabajo, compromiso y comunicación constante por parte de ambas personas.
Como indica Joan Garriga en su libro ‘El buen amor en la pareja‘, a pesar de que una relación puede darnos felicidad, no tiene el poder de hacernos felices. Y es que si nos embarcamos en una relación de pareja para así poder ser felices, lo más probable es que le acabemos traspasando la responsabilidad de nuestra felicidad a la otra persona. Esto, fácilmente genere tensión cuando aparezcan dificultades en la relación. La felicidad y amor propio son dos requisitos con los que tendríamos que contar para poder empezar una relación satisfactoria. ¿Eres feliz o qué crees que necesitas para serlo?
Otros aspectos fundamentales para poder iniciar una relación honesta son el respeto mutuo, la confianza y la lealtad. Una forma de respetar es considerar las opiniones de tu pareja, tener presentes sus necesidades y usar la comunicación asertiva. Una comunicación honesta, sin juzgar ni menospreciar lo que nos dice para poder crear un canal abierto de comunicación. Hay que cultivar la habilidad de expresar de manera adecuada lo que nos cuesta decir: filtrando nuestros comentarios si no resulta constructivo, evitando subir el tono de voz o realizar ataques directos. Es por ello, que la escucha es esencial y poner nuestra atención plena en lo que nos dicen. Es normal que en la pareja haya momentos de tensión, saber solucionar los conflictos manteniendo la calma puede aprenderse si no sabemos cómo hacerlo. De igual modo, es necesario percibirnos en igualdad, es decir, no sentirnos en superioridad respecto al otro ya que puede generar fricción. Después de un conflicto o cuando nos damos cuenta de que alguno de nuestros actos ha molestado, hay que saber pedir perdón.
Para solventar el problema y prevenir que reaparezca más adelante. Posteriormente a perdonar, hay que saber olvidar. El “yo perdono, pero no olvido” es uno de los venenos más potentes. Guardar lo que ya hemos hablado y decidido perdonar promueve que en futuras discusiones, en vez de hablar acerca del problema que ha ocurrido, saquemos todos estos otros enfados y acabemos por no solucionar nada porque el problema ha crecido demasiado. Si una situación es difícil de perdonar y olvidar, o no sabemos cómo gestionarla, podemos reflexionar acerca de qué es perdonable e imperdonable para mí y buscar ayuda profesional. En la solución de conflictos, el compromiso a largo plazo tiene un papel principal, ya que si los dos confiamos en que estamos en el mismo equipo, será más sencillo sacar el problema fuera y ver, qué es lo que nos hace daño y qué necesitamos para solucionarlo. Si no contamos con este compromiso es más fácil que valoremos dejar la relación como única opción.
Otro punto que Enrique Rojas señala, y Marian Rojas refuerza, es que para que una relación funcione y sea sana y duradera, la admiración y la atracción son imprescindibles. Que te guste su forma de ser, cómo se comporta, las metas y valores que tiene. Parejas que comparten una espiritualidad profunda o una filosofía de vida concreta, suelen crear vínculos más sólidos. Que conozcas a tu pareja en el trabajo, la iglesia, el gimnasio o el partido político, no garantiza que comulgue con todas tus mismas ideas, objetivos o puntos de vista. Es importante hablar estas cosas y no darlas por supuesto. La atracción física y psicológica es fundamental en una relación, porque crea una conexión profunda y satisfactoria. La atracción física genera intimidad, mientras que la atracción psicológica fomenta la comprensión y el apoyo mutuo, fortaleciendo así la relación en su conjunto. La intimidad física tiene que ser un espacio de mayor conocimiento y conexión, no una obligación. Es una área donde la comunicación acerca de cómo nos sentimos y con qué nos sentimos cómodos es aún más relevante. Cada persona tiene sus gustos y preferencias, dejarnos guiar por nuestra pareja permite que esta intimidad crezca.
Finalmente, es importante recordar la importancia de tener un equilibrio entre las distintas áreas que conforman nuestra persona. Es tan necesario pasar tiempo de calidad con tu pareja, como lo es aprender cosas juntos, compartir responsabilidades y respetar el espacio propio, dejando tiempo para amistades, hobbies y crecimiento personal. Es esencial aceptar que la relación irá evolucionando, ambos iréis creciendo y como consecuencia aparecerán cambios. Aceptando este punto desde el inicio y siendo flexibles con las metas y los cambios será más fácil crecer juntos. El amor real es el amor que se trabaja y se cuida día a día. La piedra principal para una relación exitosa radica en la voluntad de ambas personas de invertir tiempo, esfuerzo y amor, así como en la capacidad para adaptarse y aprender juntos a medida que la relación evoluciona. Recordemos que las relaciones son como el fuego, hay que dedicarle tiempo y nutrirla día a día o, de lo contrario, se apagará la llama.